"los Callejones de Ocaña, en el camino de esta ciudad a la de Cúcuta. La vía, que en sus mejores trozos no es más que una senda mal trazada, sigue luego por estos callejones el fondo de un valle donde las aguas de lluvia han hecho profundísimas excavaciones, debidas a las mismas causas que las de Tunjuelo cerca de Bogotá, que mis lectores conocen por varias fotografías. Los Callejones de Ocaña ponen miedo en el ánimo del viajero, por la facilidad con que las paredes laterales se derrumban con peligro de dejar sepultado al que pasa, o de impedirle por lo menos seguir su camino, mientras no vuelva a hacerse practicable a fuerza de trabajo para apartar los escombros".